Cada vez que se acerca un partido de la Selección,
tiemblo. No solamente de la emoción de ver a nuestra selección dar alegría al
país con goles y buen desempeño, sino porque, siguiendo el refrán de los tiempos
del franquismo, “Pan y fútbol”, los gobiernos suelen aprovechar estas fechas
para pasar “calladitos” reformas que en otros tiempos serían escandalosamente
discutidas.
Como no podía ser de otra manera, al aproximarse el
Mundial de Fútbol, y mientras todos nos preocupamos de la lesión de Segundo
Castillo, algunos pocos de la propuesta de “Reelección indefinida”, y otros sobre
la condena al ex presidente Mahuad, han pasado sin protagonismo dos temas
sumamente importantes: El dinero electrónico y la inversión de reservas de oro
del Banco Central (Que se suman a los préstamos del Banco Mundial y al regreso al FMI después de todo, y recientemente, la posible compra de bonos del Estado por parte del Seguro Social)
Lógicamente, no son temas tan emocionantes como el
Mundial, pero su impacto puede ser más trascendental que ganar la Copa del
Mundo.
El DINERO
ELECTRONICO
El primer tema es el dinero electrónico, que la Resolución
Nº 055 del directorio del BCE que lo crea, define como “el valor monetario
equivalente al valor expresado en la moneda de curso legal del país que se
almacena e intercambia solo a través de dispositivos electrónicos, móviles,
computadoras, etc., reconocido como medio de pago y que es convertible en
efectivo a valor nominal”
Según esto, el dinero electrónico podría ser canjeado
en todo momento por dinero físico, conforme lo ha corroborado el presidente del
directorio del BCE, Diego Martínez. Se argumenta que el “monedero electrónico”
funcionaría tal cual una recarga telefónica celular, pudiendo hacerse pagos
desde el celular o tablet al cual se le haya “cargado saldo”.
Sin embargo, de la lectura de la Resolución, implica
aparentemente darle capacidad de emisión al BCE. Debería decir "respaldado en dinero en efectivo" y no solo en "activos" pues activos pueden ser muchas cosas más, como edificios o bonos.
La resolución establece que el dinero electrónico
será emitido privativamente por el BCE y que se registrará como pasivo (deudas
y obligaciones) de esta entidad en el balance denominado Sistema de
operaciones, uno de los cuatro que tiene el BCE.
Lo curioso es que esta cuenta de pasivos no tiene
dólares sino solamente papeles fiduciarios.
Entonces, ¿podría el gobierno entregar bonos del
estado para emitir dinero electrónico? Aparentemente sí. ¿Podría el Estado decidir pagar sueldos y
contratos con el Estado con Dinero Electrónico? Aparentemente sí. ¿Sería esto positivo? Depende.
Téngase en
cuenta que la Resolución establece que este dinero electrónico será "aceptado con poder liberatorio ilimitado” y que deberá
ser "reconocido por los agentes económicos como medio de pago para las
obligaciones públicas".
¿Podría proliferar el uso del dinero electrónico
emitido en base a bonos, y generar un doble circulante? ¿Qué pasaría si a su
empresa le pagan un contrato con el Estado en “dinero electrónico” mismo que
no le aceptan directamente sus proveedores extranjeros? ¿Cómo resolvería el Estado esta necesidad de
canje por moneda que sea aceptada por sus proveedores extranjeros? Esperemos que no, pero dejemos
estas preguntas para el final…
EL ORO DE
ATAHUALPA, EMPEÑADO…
El segundo tema -íntimamente relacionado con el
anterior- es la inversión de 1165 lingotes de oro de la Reserva del Banco
Central del Ecuador en Goldman Sachs, “en instrumentos de alta seguridad y
liquidez” que según boletín de prensa del Banco Central generará ganancias de
entre $16 y $20 millones de acuerdo a la evolución del precio internacional del
oro en una operación a un plazo de tres años.
En principio, nada preocupante. Sin embargo, al mirar
al contexto y los precedentes, surgen dudas. Similares operaciones con oro
fueron hechas con Goldman Sachs por parte de Grecia y de Venezuela.
El caso griego es más o menos así: Grecia no cumplía
con los requisitos mínimos para adoptar el Euro, ya que el Tratado de
Maastricht de la Unión Europea establece que ningún miembro de la Zona Euro
podía tener una deuda superior al 60% del Producto Interno Bruto y los déficit
públicos no podían superar el 3%.
Grecia no veía opción, hasta que acudió a Goldman
Sachs, quienes les ayudaron a ajustar sus porcentajes de deuda cambiándola de
dólares y yenes, a euros, a través de una tasa de cambio ficticia, camuflada
en forma un SWAP o contrato de cambio
para los flujos financieros (para efectos didácticos, un trueque financiero), y
así, bajar un 2% de sus deudas y evadir los Controles Europeos.
Casi una década más tarde, cuando Grecia no podía
acceder a más deuda por compromisos adquiridos dentro del “rescate” efectuado
por la Unión Europea, acudió nuevamente a Goldman Sachs y aplicaron una
estrategia parecida, pero con oro.
Goldman se protegió de un posible
no pago nuevamente a través de productos financieros derivados.
Con Venezuela, la estrategia fue similar en 2013.
Venezuela se estaba quedando sin dólares en sus reservas, pero tenía oro ya que -extrañamente- Chávez invirtió en varias compras de oro a fin de "liberarse de la dictadura del dólar" (Quizá sin conocer el argumento libertario acerca del patrón oro, creo).
Dado
que vender oro por dólares hubiese sido una contradicción con las políticas
Chavistas y además podía impactar directamente a la devaluación del Bolivar,
que ya era sumamente alta, el gobierno acudió a Goldman Sachs y empeñó 1,45 millones de
onzas de oro a cambio de aproximadamente 1.800 millones de dólares, con una
tasa de aproximadamente el 8%, y establecía un valor de ajuste a utilizarse
como cobertura en caso de que el precio del oro descienda, con lo que el riesgo
lo asumía Venezuela.
Nuevamente Goldman se protegió a través de derivados.
Su negocio está en vender el instrumento a inversionistas y obtener una comisión
que se convierte en ganancia, lo cual es perfectamente legítimo, pero también
los libera del riesgo. En pocas palabras, si baja el precio del oro -como se espera- habría que enviar más oro.
Así, técnicamente, ni Grecia ni Venezuela adquirieron
más deuda, pero de hecho, se endeudaron “empeñando el oro” y camuflando
la deuda en papeles de bolsa.
Sin conocer detalles de la inversión realizada por el
Banco Central del Ecuador en Goldman Sachs, (por ejemplo, la calificación de
riesgo de los papeles o donde se hizo la inversión), la primera duda que salta
a la vista es si existen problemas de liquidez en las reservas de dólares.
Luego, cuál sería el impacto de una disminución del
55% de las reservas de oro en la imagen económica internacional del Ecuador, es
también discutible, especialmente después de que el gobierno de la Revolución
Ciudadana ha recurrido a sus antes repudiados FMI y Banco Mundial en busca de
financiamiento, y que, aparentemente, la decisión del no pago de la "deuda ilegítima" en 2008 sigue afectando la imagen del Ecuador en el acceso a créditos.
Ambos temas combinados resultan al menos,
preocupantes. Considerando que en Venezuela se aplica un estricto control
cambiario, que obtener dólares resulta sumamente difícil y que por tanto existe
un “mercado negro” de dólares enorme, y que algo similar ocurre en la
Argentina, ambos países gobernados por Socialismo del Siglo XXI, y que éste se
aplica cual franquicia en los países que lo siguen, tengo el siguiente temor:
UN TEMOR:
El dinero electrónico termina siendo exitoso y muchas
transacciones se realizan con el dentro del país, sin embargo, como no se puede
pagar a proveedores extranjeros con éste, escasean los dólares. Además, podríamos estar frente a un caso en el que los billetes físicos progresivamente sean retirados, mientras la gente opera a través de sus registros electrónicos, lo cual no es malo per se.
Por ejemplo, piénsese en una empresa que recibe pagos por
contratos con el Estado en dinero electrónico, pero que debe pagar a sus
proveedores extranjeros que obviamente no admiten el dinero electrónico
ecuatoriano como medio de pago.
Necesariamente el Banco Central deberá cambiar este
dinero electrónico por dólares previo a cualquier importación, de forma similar
a lo que ha venido haciendo Venezuela con los Bolívares, y que, en relación con
el Sistema SUCRE de “dinero electrónico”
aplicado en la Comunidad Andina, estuvo en entredicho durante la quiebra de la
Cooperativa COOPERA, tras un presunto lavado de activos.
Entonces, si se añade el factor devaluación que se podría dar en caso de que se “emita” dinero electrónico sin respaldo (en efectivo o en oro), el dinero
electrónico no tendría el mismo valor "de mercado" que el dólar, por lo que podría
generarse un mercado de “dólar blue”, que abre la puerta al control cambiario
de tipo venezolano o argentino, y por tanto, una salida a la dolarización.
No sería raro, ya que en Venezuela o Argentina, se conoce que el valor de mercado del dólar llega a ser hasta 50 veces mayor que el valor oficial, ni son raros los motivos de aquellos gobiernos: "luchar contra los especuladores" o "luchar contra la guerra económica del fascismo internacional", razones políticas mas no técnicas.
Teniendo en cuenta que la Dolarización, tras 14 años
de aplicación, ha sido en gran parte la causante de la estabilidad económica (sin duda, el verdadero "Milagro Ecuatoriano" es la dolarización), tras reducir la inflación del 90% a menos del 10% en apenas dos años desde
aplicada, y haberla mantenido estable desde entonces, como muestra el gráfico, sería sumamente riesgoso cualquier paso que la amenace.
La estabilidad provista por la dolarización ha permitido que el salario real, el poder adquisitivo de las personas, se mantengan regularmente estables, esto permite que la gente se haya arriesgado en créditos, inversiones, hipotecas, que antes resultaban imposibles.
Una pregunta muy frecuente en 1999 y antes, era ¿por qué si gano lo mismo, cada vez me alcanza para menos?, y este gráfico explica la razón: la maquinita de hacer billetes destruía su poder adquisitivo real. Desde la dolarización, ésto no pasa.
Con estas consideraciones expuestas, espero que mis
palabras no se pierdan entre gritos de gol, y que, cuando llegue el momento,
nos encuentre con la defensa bien armada, ya que sin dolarización, perdemos por
goleada.
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