Hace algunos
días, volví a ver “The Terminal”, de Steven Spielberg, protagonizada por Tom
Hanks, película en la que Victor Navorski (Hanks) debe quedarse a vivir en la
Terminal del Aeropuerto JFK de New York, pues se halla en un limbo jurídico:
Salió de su país bajo un régimen, hubo un golpe de Estado y los Estados Unidos
no reconocen al nuevo gobierno, y por ende, a los pasaportes y credenciales de
Navorski, por lo que no puede abandonar la Terminal ni tomar un avión de
regreso a casa, pues para hacerlo debe abandonar esta zona de tránsito
internacional, cometiendo un delito y pudiendo ser apresado.
Esta historia se
basa en la del refugiado iraní Mehram Karimi Nasseri, que efectivamente vivió
en el Aeropuerto francés Charles De Gaulle entre 1988 y 2006.
Navorski debe
hacer su vida en el aeropuerto, arreglárselas para sobrevivir, comer, dormir,
etc. Limpia pisos y realiza toda labor posible para mantenerse en su sui
generis estatus de habitante de la Terminal.
Al igual que
Navorski en “The Terminal”, Julian Assange se halla en un limbo jurídico que le
puede llevar incluso a vivir por el resto de su vida en la embajada ecuatoriana
en Londres.
Aun cuando las
acusaciones de violación existentes en su contra puedan ser muy discutibles (violación
consentida, pero violación por ser sin condón?) lo real es que el Reino Unido
contrajo la obligación de entregarlo a la Justicia Sueca para que enfrente los
cargos allá. Valga decir que la Justicia sueca es una de las más reputadas
internacionalmente por su respeto a la dignidad de los presos, no se diga de
los que aun son solamente acusados. (pueden ver mi post “Ir a la cárcel en
Suecia” al respecto)
El Ecuador,
concede el Asilo Político a Assange que se encontraba ya refugiado en la
Embajada ecuatoriana en Londres, sin embargo, no puede salir de ella y
dirigirse al Ecuador, pues para eso se requiere de un salvoconducto del
Gobierno Británico. Es discutible la entrega de este asilo, pues normalmente se
concede a quienes se persigue por delitos políticos, y los cargos contra
Assange son por delitos comunes, aunque mirando la pintura completa puedan
aparecer temas efectivamente políticos si se toma en cuenta los procesos que
siguen en su contra en los Estados Unidos, aun cuando Suecia ha manifestado que
no lo entregaría a este país.
Entre los países
latinoamericanos, sí existen convenios que obligan a conceder estos
salvoconductos, sin embargo, el Reino Unido no tiene firmado Tratado o Acuerdo
Internacional alguno que le obligue a ello, por lo que si no lo desea, no está
obligado ni hay manera de obligarlo a que otorgue el mencionado salvoconducto.
Así, al igual
que en la película de Tom Hanks, Assange podría quedarse a vivir en la Embajada
Ecuatoriana por meses, años, décadas, incluso hasta su muerte, aunque en la
película, el protagonista debe trabajar en lo que puede para procurarse su
supervivencia en la Terminal, mientras que en “The Embassy” al igual que toda
oficina diplomática, se financia con los recursos del Estado, es decir, de
todos los ecuatorianos.
Mientras nos
entretenemos con esta pintoresca obra político cinematográfica, de la misma
forma que excelentes películas de cine independiente pasan desapercibidas, los
escándalos por las firmas y afiliaciones fantasmas del CNE, el caso de Dalo
Bucaram, entre otros, se pierden entre los pasillos del twitter y el poco eco
que les dan los medios, distraídos por la
película más taquillera del momento “The Embassy” by Julian Assange.
Muy interesante esta publicación bro! entretenida
ResponderEliminar-Pancho Andrade