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DERECHO, POLITICA, ROCK N ROLL Y LIBERTAD

sábado, 13 de junio de 2015

UN IMPUESTO A LA FAMILIA...

El país se ha levantado a protestar contra los impuestos a las herencias y a la plusvalía propuestos por el Gobierno Nacional, que al parecer han sido la gota que derramó el vaso de la paciencia de muchos ecuatorianos.

Los argumentos gubernamentales han buscado justificar el impuesto a la herencia desde el bajo impacto a las mayorías (98% no pagará, dicen) y desde su afán redistributivo, e incluso algunos desde la necesidad fiscal por la crisis actual. Sin embargo, estos argumentos no resisten mayor análisis. Al parecer únicamente los militantes del Partido Comunista, aliado al gobierno, reconocen que se trata de un impuesto ideológico.

El impuesto a la herencia no tiene justificaciones fiscalistas, pues representa menos del 1% de la recaudación tributaria. A la vez, su impacto redistributivo sería mínimo, pues si lo recaudado es poco lo que se tiene para redistribuir es poco.  

Desde un punto de vista de eficiencia, ninguna de estas dos razones justificaría el impacto negativo que puede tener en la inversión y en la generación de empleo que el solo anuncio de este impuesto causa. Ni siquiera justificaría el costo político que conlleva, en un año de crisis y que presenta oportunidades de posicionamiento electoral para sus detractores. Esto muestra que la única justificación posible del Impuesto a la herencia es de tipo ideológico, y reflejaría la radicalización del modelo de gobierno a favor de tesis marxistas clásicas.

El marxismo ha propuesto desde sus inicios el Impuesto a la Herencia y la Confiscación de la propiedad, y ha atacado a la familia, considerándola una organización cerrada y burguesa que aísla al ser humano de la sociedad.  La familia para Engels y Marx es un obstáculo para “la dictadura del proletariado”, una forma de perpetuar un sistema que consideran maligno.  Por esto el comunismo fue combatido por el catolicismo, al menos hasta el Papado de Juan Pablo II.

Engels considera en su libro “El Origen de la familia, la Propiedad Privada y el Estado” que la familia no es algo natural. Sostiene que si no hubiese propiedad privada que transmitir por herencia, no habría necesidad de que exista familia, para lo que acude al ejemplo de la tribu iroquesa y lo que llama “familia punalúa” donde “cada mujer pertenecía igualmente a todos los hombres y cada hombre a todas las mujeres”. (p.44)

Engels afirma que sería deseable una sociedad poligámica en la que los hijos sean “hijos de la sociedad”. Inclusive afirma textualmente que “la manumisión de la mujer exige (…)la supresión de la familia individual como unidad económica de la sociedad.” (p.94). 

Para él la monogamia es «el triunfo de la propiedad privada individual sobre el comunismo espontáneo primitivo”. (p.88) Afirma asimismo que “En cuanto los medios de producción pasan a ser de propiedad común, la familia individual deja de ser la unidad económica de la sociedad. La guarda y la educación de los hijos se convierten en asunto público; la sociedad cuida con el mismo esmero de todos los hijos, sean legítimos o naturales” (p. 95-96). Los textos de Engels sin embargo, carecen de mayor evidencia y fundamento científico.

Lamentablemente -y probablemente sin haber leído a Engels- similares prejuicios en contra de la familia se encuentran dentro de la exposición de motivos de la ley que impulsa el impuesto a las herencias. Esta posición olvida que la mayoría de empleos provienen de empresas familiares, que la mayoría de pequeños emprendimientos inician como emprendimientos familiares.

El marxismo no considera que existen vínculos naturales entre padres e hijos como el deseo de garantizarles a ellos un futuro mejor, a través de una vida de esfuerzo. Por esto ataca a la familia a través de impuestos y desincentivos, como el propuesto impuesto, que no es otra cosa que un impuesto a la familia (o a la estructura familiar de las empresas)

Este deseo de protección –relacionado con la conservación de la especie inclusive-, el deseo de que un legado (material o inmaterial) persista en las generaciones por venir es connatural al ser humano, como lo es la familia. Los seres humanos deseamos que nuestros genes, nuestras obras, nuestras ideas y nuestros bienes, permanezcan por generaciones despues de nuestros días.

Es por esto que el marxismo habló siempre de un “hombre nuevo”, porque sus postulados son contrarios a la naturaleza del hombre real. Y es por esto que el debate sobre este impuesto no es una cuestión de porcentajes, sino de principios.

#MiTrabajoEsParaMisHijos.


martes, 2 de junio de 2015

IMPUESTO A LAS HERENCIAS, EN CLAVE DE FUTBOL.



En un post anterior expliqué un caso en el que se podía tener que vender la herencia para pagar el impuesto a la herencia. Esto no significaba ni pretendía ser un análisis universalizable a todos los casos, ni siquiera a la mayoría de ellos, ni hacía un análisis del por qué los impuestos elevados a las herencias son nocivos para la economía. Como estos temas fueron tocados en los comentarios y debates al respecto, trataré de exponer mi posición sobre estos impuestos con una analogía.

¿Por qué son negativos los altos impuestos a las herencias? En esencia, por la eliminación de los incentivos para producir, y la aniquilación de capital ahorrado que es necesario para realizar inversiones productivas. Trataré de explicarlo en base a una metáfora futbolística, debido a que los escándalos de corrupción de la FIFA están en boga.



Supongamos que tenemos un campeonato de fútbol conformado por 12 equipos. 3 de ellos, que son los de más hinchada y por ende más Taquilla, cuentan con unas excelentes divisiones menores para formar futbolistas, invierten en contratar un buen técnico y traen refuerzos extranjeros de alto nivel. 

Los 3 siguientes son equipos en crecimiento, de reciente formación, con una buena inversión en divisiones menores, pero con jugadores y técnicos de un nivel promedio. 

Los 6 siguientes son equipos pequeños, sin mayor convocatoria, que por distintas razones se encuentran estancados. No cuentan con divisiones formativas, su técnico es de buen nivel pero tienen una plantilla de jugadores por debajo del nivel promedio, algunos de ellos ex figuras que están cerca del retiro.

Si bien el fútbol no sigue reglas lógicas ni se puede predecir que siempre ganarán los mejores, en la mayoría de circunstancias y en promedio, gana el equipo que tiene la mejor plantilla, el mejor técnico, y la mejor preparación física. Asumiendo esto, supongamos que los 3 equipos con mejor plantilla quedan en los 3 primeros lugares, la mitad de la tabla corresponde a los 3 siguientes, y los equipos restantes están de la mitad de la tabla hacia el final. 

Por ejemplo, al final del campeonato tendríamos una tabla como la siguiente (omito nombres de equipos para no herir susceptibilidades, si desea, póngale los nombres en el orden que Usted prefiera):


EQUIPO
PUNTAJE
1
A
32
2
B
31
3
C
29
4
D
28
5
E
28
6
F
26
7
G
23
8
H
22
9
I
23
10
J
20
11
K
11
12
L
9

De acuerdo a esta tabla, el equipo A sería campeón. 

Sin embargo, al final del campeonato, interviene la Federación de Futbol, argumentando que para aumentar la afición, hay que democratizar a los ganadores de campeonatos. Aduce que es demasiado que el equipo B haya acumulado 15 copas desde que se juega el campeonato nacional, que el equipo A tenga acumuladas 14, y que el equipo C tenga 11, mientras existen 3 equipos que tienen apenas 1 y  la gran mayoría nunca ha ganado un campeonato.

Entonces, la Federación propone una medida para la Redistribución de los Campeonatos, que establece un porcentaje de Penalidad Progresivo, con la siguiente tabla:


PUNTAJE
% PENALIDAD
1
0 a 10 pts
0
2
10 a 15
5%
3
15 a 20
10%
4
20 a 25
20%
5
25 a 30
35%
6
30 en adelante
50%

Al final del año, resulta que con la aplicación de la penalidad, tenemos una nueva tabla de posiciones:


EQUIPO
PUNTAJE
% penalidad
Nuevo puntaje
Nuevas posiciones

1
A
32
50%
16
C (18,5)
1
2
B
31
35%
15,5
G (18,4)
2
3
C
29
35%
18,5
I (18,4)
3
4
D
28
35%
18,2
D (18,2)
4
5
E
28
35%
18,2
E (18,2)
5
6
F
26
35%
16,9
J (18)
6
7
G
23
20%
18,4
H (17,2)
7
8
H
22
20%
17,2
F (16,9)
8
9
I
23
20%
18,4
A (16)
9
10
J
20
10%
18
B (15,5)
10
11
K
11
5%
10,45
K (10,45)
11
12
L
9
0%
9
L (9)
12

Vemos que la penalidad causa que el equipo C sea el nuevo campeón, mientras equipos que se encontraban al fondo de la tabla como los equipos G e I, se hacen con el 2do y 3er lugar.

Los cambios más bruscos se producen a la mitad de la tabla, si bien los equipos D y E se mantienen en sus mismos lugares, los equipos J y H ascienden dos posiciones, mientras los equipos A y B caen del 1er y 2do lugar, al 9no y 10mo. Al fondo de la tabla, en la zona de descenso, nada ha cambiado para los equipos K y L.

Sin embargo, ¿cuáles serán los impactos de esta redistribución para el año siguiente? Nótese que los equipos que contaban con más recursos debido a su taquilla, su inversión en jugadores y divisiones menores (A y B), fueron los que más bajaron en la tabla. El equipo C, el nuevo campeón, para el próximo año buscaría evitar quedar primero, pues el primero es el más castigado por la penalidad, lo estratégico es intentar ser tercero o cuarto, dependiendo de los puntos que hagan los demás.

Con este nuevo escenario ¿Justifica para A y B mantener sus inversiones en jugadores de calidad y divisiones formativas?  Aparentemente no. Les sale mejor vender sus jugadores de calidad en el Extranjero (incluso con descuento), buscar un técnico más barato, disminuir la inversión en las formativas y dedicar ese dinero a otra cosa, si no deciden cerrar el equipo poco a poco. Asimismo, ¿Justifica para un futbolista de alto nivel, un Messi por ejemplo, fichar por un equipo en el que sus triunfos serán penalizados al final? Probablemente no. 

¿Justifica para los equipos que se encontraban en crecimiento, aumentar sus inversiones en futbolistas de calidad? Parecería que no, porque podrían subir al siguiente rango de penalidad, y por tanto bajar en su posición, así que les es mejor no crecer.

Finalmente, para los equipos al fondo de la tabla, nada ha cambiado. Ellos siguen igual. 

En este ejemplo, se podrá fácilmente deducir que el nivel de juego del siguiente año habrá disminuido considerablemente, debido a que se redujeron los incentivos para ganar. Crecer ya no es negocio, entonces no se hacen nuevas inversiones en divisiones menores ni en contratar jugadores de calidad. 

Si proyectamos unos 5 años adelante, buena parte de los jugadores se habrán retirado, y como no se invierte más en divisiones formativas, no surgen nuevos talentos por lo que se iría agotando el fútbol nacional poco a poco.

Algo similar ocurre con el capital, las herencias y los impuestos. En el ejemplo anterior, reemplace “equipos” por “empresas”, y tendrá un panorama bastante claro.

Si se eliminan los incentivos para crecer, disminuirá la inversión inevitablemente. En lugar de “matarse trabajando” para dejar un mejor futuro a los hijos, mejor relajarse y hacer lo justo para vivir cómodamente, sin inversiones riesgosas porque a la final pasarían en buena parte al Estado. La productividad general de la economía puede decrecer, además de que al cabo de dos generaciones, se habría pagado en impuesto el valor total de cualquier patrimonio de mediano y gran tamaño, siendo aparentemente un caso de expropiación indirecta y paulatina de los “medios de producción”, para utilizar la terminología marxista.

Conjuntamente, al haber menos proyectos nuevos, habría menos generación de empleo. Así, no son solo afectados los “ricos”, al contrario, los “ricos” podrán convertir sus bienes en efectivo y “chuparse la plata” en vida, como dice la canción. Los pobres serían afectados ya que ese dinero pudo haberse destinado a la creación de nuevas empresas, que son nuevas fuentes de trabajo. Como los equipos del fondo de la tabla, para ellos todo sigue igual.

En un escenario así, los emprendimientos de mayor riesgo y mayor plazo no florecen, pues no es conveniente estar al tope de la tabla. Crecen los empleos de media calidad para abajo, porque quien más gana es el que está de la mitad de la tabla para abajo. Así, tenemos “más empleos tipo McDonalds, y menos empleos tipo Google”.

Esto sin contar que los “ricos” a quienes se busca penalizar con el impuesto no se van a morir mañana ni en 30 días después de la aprobación de la ley. El capital puede irse tranquilamente en vida a buscar mejores rumbos. Como en el caso del ejemplo, el dueño del equipo puede tomar sus mejores jugadores, venderlos y llevarse su dinero a otro deporte, en el caso del capital, puede cerrar sus operaciones en Ecuador y llevarse esos empleos a otro país.

Finalmente, acerca de si es o no meritorio el recibir una fortuna como heredero -argumento de algunos defensores del impuesto a la herencia- debe decirse que aún si remediar aquella situación fuere deseable, que no lo es desde mi punto de vista, aparentemente un impuesto a la herencia tan elevado es contrario a las leyes económicas y al natural deseo de proteger a la descendencia que viene implícito en el instinto de conservación de la especie desde la prehistoria, por lo que el objetivo de darles una mejor “caverna” para vivir a los descendientes, por las generaciones que fuere posible, es plenamente legítimo y natural. 

Lo que no es natural, es pretender cambiar estos incentivos y leyes económicas a través del poder político de un gobierno, para intentar modelar una sociedad y a sus individuos a medida de lo que un modelo ideológico,  un proyecto político, o un individuo con poder, considere correcto. 

Pretender que un individuo no desee dejar su legado a sus hijos sino que lo haga a un abstracto llamado sociedad, para su administración por parte de un grupo de ciudadanos que ostentan el poder gubernamental, es como pretender cambiar la ley de la gravedad por medio de un Decreto, inevitablemente tenderemos a caer…